Los sonideros van más allá de ser simples grupos musicales; se han convertido en un elemento esencial de la cultura popular mexicana. Algunos han logrado trascender generaciones, convirtiéndose en protagonistas indispensables de fiestas y eventos en todo el país.
Sonido “La Changa”
Sin duda, uno de los sonideros más reconocidos es el de Ramón Rojo, quien desde hace más de 50 años lleva su emblemático ritmo a las calles de México.
Hoy en día, es difícil encontrar a alguien que no conozca el clásico “Sonido la Cha-cha-cha Changa”, un sello distintivo impuesto por este originario de Tepito, considerado un pionero en el arte del sonidero.
Sonido Siboney
Con más de 20 años alegrando las fiestas de la Ciudad de México, Mario Linares se ha consolidado como uno de los sonideros que marcan tendencia en la escena capitalina.
A pesar del paso del tiempo, sigue llenando cada espacio donde se presenta, gracias a su música salsa contagiosa y sus saludos cargados de estilo y cariño únicos.
Sonido La Zeida
En un mundo de sonideros tradicionalmente dominado por hombres, Laura Perea ha logrado abrirse camino como una líder destacada en este género.
Los conocedores coinciden en que sus saludos carismáticos y únicos hacen que la música pase a un segundo plano, capturando por completo la atención del público.
Sonido Cóndor
Con una trayectoria que data desde 1980, este sonidero ha sido un pilar del entretenimiento para los capitalinos que llenan cada baile.
Bajo la dirección de Arnulfo Aguilar, su público disfruta de una mezcla vibrante de cumbias colombianas y salsa, que mantiene viva la fiesta noche tras noche.
Sonido La Conga
Pedro Perea Torres, originario de la colonia Peñón de los Baños, una zona que ha dado a luz a numerosos sonideros destacados, lidera La Conga, grupo con un amplio y variado repertorio musical.
Se dice que viajaban a regiones de Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador para buscar música poco conocida en México, logrando así darle un toque único que fascina a su público.
Cuenta la leyenda que la cumbia rebajada nació en Monterrey, Nuevo León, al norte de México. Este estilo surgió cuando los sonideros comenzaron a reproducir cumbias a menor velocidad, no por decisión artística al principio, sino por fallas técnicas en los tocadiscos. Sin embargo, el efecto gustó tanto que pronto se convirtió en una marca distintiva del sonido regiomontano, dando origen a un género con identidad propia: más pausado, más grave y profundamente ligado a la cultura urbana y popular del noreste mexicano.
La historia cuenta que la cumbia rebajada nació por accidente, durante una fiesta en Monterrey que se extendió por más de cinco horas. En medio de la música, el DJ Gabriel Dueñez notó que los equipos comenzaban a fallar, posiblemente por el recalentamiento o la baja de energía. De pronto, los discos empezaron a girar más lento y la música sonó distinta: más suave, más densa, más “pastosa”.
Gabriel intentó arreglar el problema, pero al ver que la gente seguía bailando con entusiasmo, decidió dejarlo así. Lo que sonaba era cumbia colombiana, fusionada con elementos del vallenato y el estilo sabanero. Así, de manera espontánea, nació lo que hoy conocemos como cumbia rebajada, un estilo único que con el tiempo se convirtió en símbolo sonoro del noreste mexicano.
A mediados de los años 60, inmigrantes colombianos en Monterrey comenzaron a compartir sus discos, lo que permitió que la cumbia y el vallenato se difundieran entre los amantes de la música. Los sonideros jugaron un papel clave al llevar estos ritmos sudamericanos a las fiestas locales, iniciando así una transformación musical en el norte de México.
Un artista fundamental en la evolución de la cumbia en México fue el acordeonista Celso Piña. Con una visión innovadora, recogió la herencia de la cumbia colombiana, la fusionó con la cumbia rebajada y le añadió nuevos elementos musicales, creando un estilo único que lo convirtió en referente de la música popular latinoamericana.
Detrás de la cumbia rebajada existe una rica cultura multidisciplinaria que se ha desarrollado junto al género musical. Lo que comenzó como una expresión festiva, hoy integra a una comunidad diversa de bailarines, músicos, grafiteros, cocineros y sonideros.
Este movimiento es conocido como los Kolombia, un grupo que trasciende lo musical y se conecta también desde lo artístico y político. La cumbia rebajada, desde sus orígenes, fue impulsada por inmigrantes colombianos, y con el tiempo se convirtió en una voz para migrantes, desplazados y pueblos oprimidos.
Grupos como indígenas, afrodescendientes y comunidades originarias de México encontraron en este género un espacio para expresar tanto sus alegrías como sus luchas.
Hoy, comunidades como Colombia Chiquita mantienen viva esta herencia, fusionando música, identidad y tradición cultural en un solo movimiento.
Las fiestas de sonideros en México forman parte fundamental de la producción cultural en los barrios y pueblos originarios de la Ciudad de México. En estas celebraciones, los pueblos originarios que aún resisten en la ciudad expresan un sincretismo que se convierte en un referente clave de su identidad.
De acuerdo con el musicólogo Rubén López Cano, el tibiri —ese característico paso de baile tan común en los salones y pistas sonideras— nació como una imitación del estilo único que Germán Valdés “Tin Tan” imprimía a sus personajes en el cine mexicano. Su forma desgarbada, rítmica y desenfadada de moverse se convirtió en una influencia directa para el baile popular urbano.
Por otro lado, los sonideros desempeñaron un papel clave en la transformación de la música popular en México. En sus inicios, se dedicaban a reproducir música de orquestas que interpretaban ritmos cubanos, como los de la icónica Sonora Matancera. Sin embargo, la competencia con estas agrupaciones los impulsó a innovar y buscar nuevas sonoridades. Así, comenzaron a importar ritmos de otros países latinoamericanos, lo que permitió que géneros como la cumbia colombiana y otros estilos tropicales se difundieran ampliamente en México gracias al movimiento sonidero.
Aunque existen documentales sobre los orígenes del movimiento sonidero, la historia sigue siendo incompleta. Pocos reconocen a La Socia, quien fue la pionera de los sonideros en México y una figura clave dentro de la cultura y el folclor de la Ciudad de México.
En 1965, el padre de Guadalupe Reyes adquirió una consola de sonido para uso personal, algo difícil de conseguir en esa época. Ese mismo año, falleció, dejando a la familia Reyes Salazar sin su principal sustento económico, según relata Josefina, hermana de La Socia.
En medio del duelo y la necesidad, nació La Socia. Una vecina de la vecindad Casa Blanca le pidió a Guadalupe que rentara la consola y pusiera música para una fiesta el 15 de septiembre. Tras pensarlo, aceptó cobrando 12 pesos por hora. Todo ocurrió ese mismo año: 1965.
Con apenas dos discos de vinilo de La Sonora Matancera y otros más prestados, comenzaron los primeros bailes callejeros en Tepito. El éxito fue tal que los vecinos empezaron a solicitarla constantemente, hasta que las fiestas sonideras se volvieron cotidianas, llenando las calles de bailarines de distintas colonias del centro de la ciudad de lunes a domingo.
La Socia se distinguió por tener música exclusiva, en especial de La Sonora Matancera, agrupación internacionalmente reconocida. Gracias a su amistad con Caíto (Carlos Manuel Díaz Alonso), miembro de la banda, recibía discos imposibles de conseguir, lo que la convirtió en una referente única en el movimiento.
Gran parte de la estrategia sonidera que implementó Guadalupe Reyes continúa vigente hasta hoy, sin embargo, La Socia falleció sin recibir el reconocimiento que merecía dentro de su propio gremio.
En México, existen aproximadamente 40 mujeres sonideras frente a más de 8 mil hombres, según el investigador Benito Salazar. Por ello, resulta fundamental reivindicar y reconocer a la mujer que puso a bailar a Tepito: La Socia, pionera del movimiento sonidero.
Desde hace cuatro décadas, don Manuel Pérez García, de 60 años, es el alma detrás de Discos Medellín, una emblemática tienda ubicada en el local 7 de la calle Aztecas 79, colonia Morelos.
Apasionado por la música tropical y practicante de santería, don Manuel es considerado un sabio de los ritmos afroantillanos. De 10:00 a.m. a 6:00 p.m., recibe a sonideros especializados en salsa, cumbia, guaracha, son montuno y guaguancó, manteniendo vivo el espíritu del barrio con el lema: “Tepito existe porque resiste”.
En su tienda se pueden encontrar CDs, vinilos, mp3 y artículos vinculados al movimiento sonidero. Cuando no está en el mostrador, ambientaliza fiestas como Sonido Medellín.
—La tienda la empecé solo, pero ya sabes, cuando uno está chavo, anda en la fiesta. Así fue como conocí a mi cuate Javier Lemus, quien en ese tiempo tenía su sonido llamado Medellín —relata don Manuel desde el interior de su tienda, un espacio que refleja su identidad: sombreros vueltiaos colombianos, una playera de Héctor Lavoe, cuadros de santeros y de Ismael Rivera, además de imágenes de Willie Colón, el Grupo Niche y flyers de bailes sonideros adornan las paredes.
Don Manuel Pérez García, dueño de Discos Medellín, comenzó su tienda con distintos nombres como El Universo de la Salsa o La Crema de la Salsa, pero fue la amistad con Javier Lemus, creador del sonido Medellín, lo que dio origen al nombre actual. “Él se quedó con el sonido, y yo con la tienda”, recuerda don Manuel, quien también es ambientador sonidero bajo el nombre de Sonido Medellín.
Antes de adentrarse en la música, don Manuel fue restaurador de muebles antiguos y trabajó en la aduana de la Ciudad de México. Sin embargo, su pasión por la música tropical nació desde niño, mientras caminaba las calles del Barrio Bravo de Tepito, donde siempre ha vivido.
Su primer gran impacto sonoro llegó con “Pan de coco” de Los Caballeros de Colón, tema que se volvió un himno en Tepito, gracias a Sonido Casa Blanca. Hoy, menciona con orgullo a nuevos exponentes como Mariño y Kike Maracas, quienes le han dedicado temas como “Barrio salsero”, una canción que reivindica la riqueza cultural de la zona.
Don Manuel destaca que Tepito no solo ha dado personajes polémicos, sino también figuras del deporte, la literatura y la música, como Cuauhtémoc Blanco, Raúl “Ratón” Macías, Armando Ramírez, y grandes sonideros como La Changa, Pancho, Puma, Gloria Matancera y Casa Blanca.
Recuerda que en los años setenta, a los sonideros se les conocía como ambientadores, y muchos eran radiotécnicos expertos en sonido, como Sonido de Macario, quien rentaba equipos para fiestas. Uno de los momentos clave en la historia del barrio fue el papel pionero de Sonido La Socia, la primera mujer sonidera reconocida, quien incluso tuvo una amistad cercana con “Caito” de La Sonora Matancera.
—La Socia fue la primera mujer al frente de un sonido, dice don Manuel mientras ecualiza la bocina afuera de su local. Ramón Rojo (La Changa), antes de ser leyenda, le ayudaba a cargar los equipos.
Aunque La Changa llevó el movimiento a nivel nacional e internacional, don Manuel considera que sonidos como Gloria Matancera representan la esencia original: música de vecindad, sin tantos saludos al micrófono.
Finalmente, explica que el envío de saludos, tan característico de los sonideros actuales, nació cuando se incorporaron micrófonos y los operadores comenzaron a felicitar a los asistentes, pero antes, dice, la movida era más profesional y comprometida.
—Las nuevas generaciones son más estudiosas; por eso saben el momento exacto para mandar saludos —reconoce don Manuel, quien también destaca cómo algunos llegan a crear historias para acompañar las salsas románticas, haciéndolas más atractivas para el público.
Uno de sus grandes maestros fue don Pablo Perea, figura clave de la Dinastía Perea, a quien describe como una leyenda que ayudó a introducir la música tropical en México. Pablo fue quien le enseñó a buscar música fuera del país. De hecho, don Manuel viajaba por América y el Caribe en busca de discos únicos, aunque hace un año dejó de hacerlo por el aumento del dólar.
Recuerda con cierta melancolía cómo, en el pasado, la competencia entre sonideros era feroz, especialmente cuando se trataba de estrenar canciones inéditas en México. Muchos llegaban al punto de ocultar el nombre de las canciones y hasta tapar las etiquetas de los vinilos, todo con tal de preservar su exclusividad.
—Hoy los sonidos se han vuelto empresas —afirma—. Basta ver el espectáculo que montan y la cantidad de gente que convocan. Antes, dice, bastaba con la pasión por la música y el baile, incluso si no había paga. Ayudar a los sonideros era una forma de pertenecer al ambiente.
A pesar de los cambios y del paso del tiempo, Discos Medellín sigue siendo el mayor tesoro de don Manuel, un espacio donde la historia del sonidero y la música tropical continúa viva para todo aquel que quiera adentrarse en este mundo.
—Seguiré distribuyendo música a cerca del 70% de los sonideros, tanto aquí en Tepito, como en otras zonas de la Ciudad de México, e incluso en diferentes partes del país y del extranjero—afirma con convicción don Manuel.
El Rey de Reyes, Sonido La Changa, encenderá Pachuca con una noche de cumbia y poder sonidero
El Domo Gigante de las Estrellas en Pachuca, Hidalgo, será testigo de un evento sonidero sin precedentes este 1 de marzo. El legendario Sonido La Changa, conocido como “El Rey de Reyes”, encabezará una noche donde sonidero, el barrio y el sabor se unirán en una fiesta que promete hacer historia.
Pero eso no es todo, porque también estarán presentes grandes exponentes del movimiento sonidero, entre ellos:
Este evento es una cita obligada para los amantes de la cumbia y el ambiente sonidero, donde las bocinas rugirán con los mejores éxitos y la pista se convertirá en un mar de baile.
📌 Fecha: Sábado 1 de marzo 📍 Lugar: Domo Gigante de las Estrellas, Pachuca, Hidalgo 🎟️ Preventa: $150 (disponibles en las instalaciones del Domo Gigante) ⏰ Hora de inicio: 8:00 PM
Prepárate para una noche de puro barrio, bajos estruendosos y el inconfundible estilo de los mejores sonidos. ¡No te quedes fuera y vive la experiencia sonidera en su máxima expresión!
Desde hace muchos años y tiene como su mayor referente a Sonido la Changa, por eso a continuación te contamos quién es el responsable de este sonidero.
¿Quién es el dueño de Sonido la Changa?
Hace 55 años, Ramón Rojo Villa comenzó con el proyecto de Sonido la Changa en las calles de su natal Tepito, el llamado ‘barrio bravo’ de la Ciudad de México.
Comenzó en la música gracias a que sus tíos, comerciantes, adquirieron una ‘discotienda’, donde Ramón descubrió la música de la Sonora Matancera, de la que ya nunca se despegó.
Destaca que Guadalupe Reyes Salazar La Socia, pionera de los sonideros en México, fue su mentora.
“Un día una señora me contrató, fui a una fiesta, cobré 5 pesos la hora y a partir de ahí empezaron a llover contrataciones en el barrio”, contó el artista, que este 2013 cumple 75 años, en una entrevista para MILENIO.
Durante su trayectoria de más de cinco décadas, La Changa se ha presentado no solo en México, también en países como Estados Unidos, España y Portugal. Además, el responsable del sonidero ha tenido la oportunidad de conocer a leyendas como Héctor Lavoe, Celia Cruzy a los ídolos de su adolescencia, la Sonora Matancera.
También ha inspirado a muchas generaciones de sonideros mexicanos, por ejemplo: El Berraco, Sensación Barranco, Los Junior, Fania 97, Sonido Fantasma y Musas Sonideras
¿Cuál es el origen del nombre de Sonido la Changa?
En su infancia, Ramón solía escuchar un programa de radio llamado Chucho el Roto, que contaba las aventuras de un bandido que, como Robin Hood, se encargada de quitarle a los ricos para darle a los pobres; destaca que Chucho no hacía esto solo, tenía a dos cómplices: El Rorro y La Changa... De este secuaz tomó el apodo.
El sonido poblano es manejado por Alfredo Omar Rojas Domínguez
Fania 97 se volvió tendencia después de que Periódico Central publicara que el equipo con el que tocaba dicho sonido es el que fue robado a Café Tacvba el 2 de mayo de 2019 en Acatzingo.
Este sonido es uno de los más famosos de Puebla, logrando reunir a cientos de personas en cada presentación que hacen alrededor de la república mexicana.
El proyecto comenzó hace 17 años en la colonia Insurgentes, en Puebla.
Durante sus primeros tres años, el sonido se presentaba en fiestas, principalmente de quince años, pero gracias a su buen trabajo, fueron invitados a participar en un baile público. Fania 97, sin luces ni un gran equipo, logró impactar a los asistentes y poco a poco se hizo de una gran reputación.
¿Cuánto cobran?
De acuerdo con información del periodista Edmundo Velázquez, del Periódico Central, Fania 97 cobra de 5 mil a 60 mil pesos.
Según la investigación el costo de las tocadas depende directamente de si se traslada o no con todo el equipo que utilizan para el espectáculo musical de luces.
Pero señalan que si eres amigo de Alfredo Omar Rojas la presentación baja de precio y puede oscilar entre los 2 mil y 20 mil pesos.
Sin embargo, cuando Omar Rojas tiene que trasladarse con todo el equipo el costo es de 60 mil pesos, pues tiene que colocar pantallas, luces y rieles.
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Cuando Ramón Rojo Villa toma el micrófono, todos se preparan para gastar las suelas de sus zapatos y sudar, pues saben que se avecina una avalancha de sonidos cadenciosos a través del proyecto del que él es fundador y única cabeza: Sonido La Changa. Legendario por sus años en activo y su impacto a nivel mundial, La Changa comenzó su aventura musical en 1968 dentro del barrio más bravo de la Ciudad de México: Tepito.
Nacido en el número 25 de la calle Caridad, Ramón pasó su infancia y adolescencia ayudando a sus tíos con “las compras que hacían de cosas usadas”. Y fue en una tienda de discos que adquirieron en la calle de Argentina, Centro Histórico, donde descubrió su gusto por la música, sobre todo de la Sonora Matancera.
“Eso fue lo que me abrió las puertas para ser lo que soy, la colección de la Sonora, que este año, 2022, cumpliría 98 años de haberse fundado en la ciudad de Matanzas, Cuba”
“Gracias a esa colección me di a conocer en Tepito y empezamos a salir a la colonia Guerrero, Santa Julia, Malinche, hasta llegar a otros estados y luego viajar a los Estados Unidos“, agrega.
Pero antes de las giras, los grandes escenarios y el reconocimiento de la gente, recuerda que debutó con “un sonido de bulbos, una trompeta, un bafle”, y otro nombre: Aves del Trópico.
¿De dónde vino La Changa?
De la radionovela Chucho el Roto, aquel personaje que robaba a los ricos para dárselos a los pobres: “Le ayudaban El Rorro y La Changa, y ahí agarré el apodo”, cuenta orgulloso.
Acervo musical Ramón añora esos tiempos en que “todo mundo bailaba, había clubs de baile, chicos que bailaban perfectamente bien la huaracha, la cumbia y el danzón”, pues ve con tristeza que en la actualidad el estilo llamado ‘wepa’ acapara las pistas de baile, “y no salen del mismo ritmo. A esa música le puse ‘Música de chiripiorcas’, porque todos bailan lo mismo”.
Aunque esta situación lo ha llevado a fijarse un reto personal: el de volver a empapar de “la verdadera música sonidera, la cubana, colombiana, puertorriqueña y neoyorquina” a las nuevas generaciones.
Para esta lucha, La Changa cuenta con un gran acervo musical, acrecentado en sus numerosos viajes: “Antes viajaba a Colombia. Pagaba un boleto de avión, ida y vuelta, e iba a los lugares donde había mercados a buscar discos de acetato de orquestas, de cantantes, de música tropical”.
“Después, con una visa de turista, iba a Nueva York a comprar música de salsa, y de ahí me pasaba a Miami donde le compraba a un coleccionista muchas novedades, cosas que en México todavía no se conocían, por ejemplo, Maelo Ruiz y Óscar D’León”.
Además, no pierde la conexión con bandas y cantantes; los proyectos nuevos le hacen llegar sus canciones, mientras que los consolidados no dejan de agradecerle por darlos a conocer en todos los barrios: “Mis ahijados, Los Ángeles Azules, me agradecen por ponerles sus discos de acetato. Poco a poco me fui dando a conocer con toda esa gente, todos esos amigos que ya son muy populares, yo los di a conocer. Y gente que se me acerca con el fin de darlos a conocer, por ejemplo, Súper Grupo Colombia o Son de Puebla”.
La Ciudad de México se prepara para un emocionante baile gratuito de “Escándalo” con la presencia de dos grandes exponentes de la cumbia y el movimiento sonidero: La Sonora Dinamita y La Changa.
En este evento, organizado por la alcaldía de Tlalpan, se unirán otros talentosos artistas como Heidy Infante, nieta del legendario Pedro Infante, el Grupo Techy Aroma y el Sonidero Pancho de Tepito. Todos ellos te harán bailar al ritmo guapachoso de “Mil horas”.
Esta es una oportunidad única para presenciar en un mismo escenario a dos leyendas de la música popular en México y Latinoamérica.
El concierto se llevará a cabo el sábado 24 de junio en la explanada de la alcaldía Tlalpan, ubicada en la intersección de las calles Congreso y Guadalupe Victoria. El baile comenzará a las 16:00 horas, por lo que se recomienda llegar temprano debido al cierre de algunas calles aledañas, como Moneda, para la realización del evento.
Para garantizar tu comodidad y seguridad, la alcaldía dispondrá de puntos de hidratación debido a las altas temperaturas, así como servicios médicos y elementos de Protección Civil.
La entrada es libre, pero se prohíbe el ingreso con bebidas alcohólicas.
Prepárate para disfrutar de una velada llena de música, baile y alegría en el baile de “Escándalo” con La Sonora Dinamita y La Changa. ¡No te lo puedes perder!
¡Sigue el ritmo de los timbales🥁 y ven a bailar este 🗓24 de junio con La Nueva Sonora Dinamita de Heidy Infante!