Este es el grupo sanguíneo que envejece menos rápido, según científicos.

Aunque el envejecimiento es un proceso natural e inevitable, un reciente descubrimiento científico podría cambiar esa percepción. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Stanford ha llamado la atención tanto de la comunidad científica como del público, al revelar que las personas con grupo sanguíneo tipo B podrían tener una ventaja única frente al envejecimiento. Este hallazgo abre nuevas posibilidades en la comprensión de cómo la genética influye en el proceso de envejecer.

Según un estudio de la Universidad de Stanford, las personas con sangre tipo B muestran una mayor capacidad para regenerar células dañadas, lo que podría ralentizar el envejecimiento físico y explicar por qué algunos aparentan menos edad de la que tienen.

Un estudio de la Universidad de Stanford reveló que las personas con grupo sanguíneo tipo B presentan respuestas inmunológicas más eficientes y un mejor control de la inflamación celular, dos factores clave en el proceso de envejecimiento saludable.

Además de observaciones clínicas, el equipo utilizó técnicas moleculares avanzadas y descubrió que estos individuos tienen una ventaja biológica: sus células se mantienen jóvenes por más tiempo, favoreciendo una mejor regeneración celular en comparación con otros grupos sanguíneos.

Ciencia revela cómo eran los rostros de nuestros antepasados

Aunque los libros de historia nos cuentan cómo vivían nuestros antepasados, nada se compara con ver sus rostros. Hoy, al recorrer un museo, es posible mirar a los ojos a personas que vivieron hace siglos. Ya sea a través de reconstrucciones faciales de humanos prehistóricos, los retratos de momias del antiguo Egipto o los frescos de Pompeya, los museos ofrecen una conexión visual única con el pasado.

Busto de Krijn, Doggerland, Países Bajos

Krijn es el nombre del primer neandertal reconstruido que habitó Doggerland, una región prehistórica sumergida cerca de los Países Bajos. A partir de un fragmento de su cráneo, específicamente de la zona inferior del ojo con una antigüedad de entre 50,000 y 70,000 años, paleoartistas crearon un busto realista. Krijn presentaba una protuberancia sobre el ojo derecho —un tumor benigno—, tenía una dieta carnívora y era físicamente fuerte y robusto.

Busto del Hombre de Cheddar, Somerset, Inglaterra, Reino Unido

El Hombre de Cheddar es el esqueleto humano completo más antiguo descubierto en Gran Bretaña, con una antigüedad de unos 10,000 años. Vivió durante el Mesolítico, cuando Gran Bretaña aún estaba unida por tierra al continente europeo. Sus restos fueron hallados en 1903 en la cueva de Gough, en Somerset, y en 2018 su rostro fue reconstruido mediante escaneos y mediciones de su cráneo. Sorprendentemente, tenía la piel oscura, ojos claros y cabello castaño oscuro.

Doncella de Hielo Inca, Arequipa, Perú

En 1995, arqueólogos hallaron en el volcán Ampato, en los Andes peruanos, la momia congelada de una adolescente inca, conocida como “Juanita” o “la Doncella de Hielo Inca”. Se cree que fue sacrificada hace unos 500 años como parte de un ritual religioso tras una erupción volcánica, en honor a su familia.

En 2023, científicos peruanos y polacos presentaron en la Universidad Católica de Santa María de Arequipa una reconstrucción facial basada en ADN, escáneres, medidas craneales y rasgos étnicos, revelando el rostro de esta joven inca que fue venerada durante generaciones.

Retratos de momias, Fayum, Egipto

Este retrato de doble cara de Fayum, fechado entre los años 100 y 130 d.C., es una pieza única que forma parte de la colección del Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford. Aunque los dos rostros no son idénticos, se cree que representan a la misma persona, debido a los rasgos similares, el peinado con rizos apretados y las joyas.

El retrato fue realizado con la técnica de pintura encáustica sobre un panel de madera caliza, lo que lo convierte en un ejemplo excepcional del arte funerario del Egipto romano.

¿Sabías qué… la genética influye en el gusto por el baile?

Aunque para muchos el baile es sinónimo de alegría, romance o diversión, no todos lo viven de la misma manera. En fiestas o reuniones sociales, es común ver a personas que prefieren quedarse sentadas, evitando moverse al ritmo de la música. Para ellos, la presión de participar puede resultar incómoda, generando ansiedad o inseguridad en lugar de disfrute.

La resistencia al baile no siempre se debe simplemente a que no gusta. De acuerdo con especialistas en psicología, existen múltiples factores que pueden influir, como la genética, la historia personal, el nivel de autoestima e incluso el contexto cultural. Es decir, no se trata solo de una elección consciente, sino de una combinación de factores internos y sociales que afectan la comodidad al momento de bailar.

La incomodidad al moverse en público muchas veces está vinculada con el miedo a ser juzgados o ridiculizados, sobre todo en entornos donde la persona no se siente segura. En lugar de disfrutar, predomina la preocupación por la imagen personal: si lo están haciendo bien, cómo se ven o si alguien se burlará. Esto refuerza la decisión de evitar el baile por completo.

Un estudio de la Universidad de Tennessee, publicado en la revista Nature Human Behaviour, demostró que la habilidad para coordinar movimientos con la música tiene una base genética. Esto implica que algunas personas nacen con mayor facilidad para bailar, lo cual afecta directamente el grado de disfrute que experimentan al hacerlo.

Los investigadores aclararon que no se hereda el gusto por el baile, sino que algunas personas poseen una mejor disposición física y neurológica para sincronizarse con el ritmo. Quienes carecen de esta habilidad pueden sentirse torpes al intentarlo, lo que afecta su autoestima y refuerza la idea de que no disfrutan bailar.

Esto no implica que quienes no bailan sean aburridos o tengan menos habilidades sociales. Muchas veces, la falta de disposición para bailar es consecuencia de experiencias negativas previas, como haber sido objeto de burlas, o de haber crecido en un entorno donde el baile no formaba parte de la vida cotidiana.

Frases que surgieron de la Revolución Mexicana y no sabías

La Revolución Mexicana no solo cambió el rumbo político y social del país, también dejó un legado lingüístico que aún resuena en nuestro día a día. Muchas de las frases que usamos sin pensarlo tienen su origen en ese periodo convulso, cargadas de historia, ingenio popular y crítica social. En esta nota, te contamos algunas expresiones nacidas en la Revolución Mexicana que probablemente has escuchado… pero no sabías de dónde venían.

Me cayó el veinte

La expresión “ya le cayó el veinte” se usa para indicar que alguien finalmente entendió algo, aunque haya tardado un poco. Su origen proviene de los teléfonos públicos que funcionaban con monedas de 20 centavos, y donde la llamada no se conectaba hasta que caía el veinte, literalmente. De ahí que, cuando alguien comprende algo después de un momento, se diga que “le cayó el veinte”.

Se lo cargó el payaso

La expresión “ya se lo cargó el payaso” se utiliza para decir que alguien murió o tuvo muy mala suerte. Su origen se remonta a la Revolución Mexicana, donde el humor negro era parte del día a día entre los soldados. En ese contexto, la figura del “payaso” se convirtió en símbolo de muerte inminente o tragedia, dando lugar a esta frase popular que aún se usa con tono sarcástico o resignado.

Ni picha, ni cacha, ni deja batear

La frase “ni picha, ni cacha, ni deja batear” se aplica a quien no hace nada pero tampoco permite que otros actúen. Surgió durante la Revolución Mexicana para describir a líderes que bloqueaban acciones sin ofrecer soluciones. Hoy en día, sigue siendo una expresión vigente para criticar actitudes pasivas y que solo entorpecen.

¡Síganme los buenos!

La expresión “síganme los buenos” se utiliza para animar o liderar a un grupo, muchas veces con un tono humorístico o sarcástico. Aunque muchos la asocian con personajes como El Chapulín Colorado, su origen se remonta a la Revolución Mexicana, cuando los líderes militares usaban frases como esta para reunir a sus seguidores leales.

Ya se petateó

La expresión “ya se petateó” es una forma coloquial de decir que alguien murió. Su origen proviene del petate, una estera que se usaba tanto para dormir como para velar a los muertos durante y después de la Revolución Mexicana. Por eso, con el tiempo, “petatearse” se convirtió en sinónimo de fallecer.

¿Por qué la tostada casi siempre cae del lado de la comida?

¿Te ha pasado que se te cae la tostada y, para colmo, justo del lado untado? Tranquilo, no es mala suerte ni castigo divino. La explicación es mucho más simple: es física.

Cuando una tostada cae desde la mesa, que normalmente mide entre 70 y 90 cm, no lo hace de forma plana. Al soltarse, gira un poco en el aire. Ese giro, causado por el movimiento al caer, alcanza solo media vuelta antes de llegar al suelo. Por eso, si la mermelada estaba arriba, terminará abajo.

Mucha gente cree que es porque el lado con mantequilla pesa más, pero eso no es cierto. El peso extra es mínimo y no afecta mucho. El verdadero motivo es que la altura de la mesa no le da tiempo a girar más. Si cayera desde más alto, tal vez terminaría del lado seco.

Y hay algo más: nuestro cerebro tiene un sesgo de confirmación. Es decir, recordamos más cuando pasa algo negativo. Si la tostada cae del lado seco, ni lo piensas. Pero si cae del lado untado, ¡parece una tragedia! Eso hace que sintamos que pasa “siempre”, aunque no sea así.

De hecho, estudios dicen que la tostada cae del lado untado en un 62% a 75% de las veces, dependiendo de cómo se cae y desde qué altura.

Así que no es magia ni mala vibra. Es solo ciencia… y un poco de drama mental.