¿De dónde viene la palabra “Teporocho”?

En México, decir “teporocho” es referirse, de forma popular, a una persona alcohólica, generalmente en situación de calle o que consume alcohol de manera frecuente y desmedida. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene esta peculiar palabra?

La historia, como buen son montuno, tiene sabor a barrio, a calle y a tradición. Todo comienza en el mercado de La Merced, uno de los rincones más emblemáticos de la Ciudad de México, a principios del siglo XX. En esa época, un puesto comenzó a vender tés de canela o de hojas de naranjo con un toque de alcohol… sí, como para “curarse la cruda”.

Estos brebajes costaban diez centavos, pero la competencia no tardó en llegar. Otros puestos ambulantes comenzaron a vender el mismo té, pero a nueve centavos. Para no quedarse atrás, el puesto original decidió bajarlo a ocho centavos, lo que generó una frase entre los clientes:

“Vamos por el té por ocho”.

Con el paso del tiempo, esta expresión se fue deformando y popularizando hasta convertirse en una sola palabra: “teporocho”. Así, aquellos que frecuentaban estos puestos para aliviar la resaca o simplemente para seguirle al ritmo, empezaron a ser llamados así.

Aunque la Real Academia de la Lengua reconoce el término como un mexicanismo, su origen no está del todo documentado oficialmente. Sin embargo, la leyenda urbana del “té por ocho” ha sido contada generación tras generación, especialmente entre los vecinos del centro histórico y los comerciantes de La Merced.

Así que ya lo sabes: detrás de cada palabra de nuestro vocabulario chilango, hay historias que valen oro… o por lo menos, ocho centavos y una buena anécdota.

El perro pintor el perrito artista que pintó el rostro de Cristo con el hocico

¡Mi gente sabrosita! Agárrense porque esta historia está de no creerse… y sí, ¡es tan tierna como sorprendente! Te presentamos a Monkey, un perrito pastor belga malinois de seis años que no solo es lindo, ¡también es un artista de hueso colorado!

Entrenado por Omar von Muller, un adiestrador de primer nivel, Monkey aprendió a pintar con el hocico, usando refuerzos positivos como premios, cariños y aplausos. Pero lo que dejó a todos con el ojo cuadrado fue su más reciente creación: ¡un retrato que muchos aseguran se parece al rostro de Cristo! 😱

En redes sociales ya circula el video donde se ve al lomito concentrado, moviendo su hocico con destreza sobre el lienzo, creando trazos que forman una imagen tan poderosa como conmovedora. Aunque su humano lo ayuda en algunos detalles, la esencia de la obra es completamente de Monkey.

🖌️✨ ¿Y sabías qué? Este lomito ya tiene fama de artista
No es la primera vez que sorprende. Una de sus obras inspiradas en Ferrari se vendió en 15 mil dólares. ¡Así como lo lees! Monkey también ha salido en comerciales y tuvo participaciones en producciones de Hollywood. Un verdadero estuche de monerías.

Este perrito sí que tiene sabor y talento. Entre brochazos y lamiditas, nos recuerda que el arte no conoce límites… ¡ni especies!

🎙️ Desde la cabina de Sabrosita, te decimos:
¡Monkey se ganó nuestro corazón y un lugar en la galería más sabrosa de todas!

El caótico y emotivo adiós a Héctor Lavoe: así fue su funeral en el Bronx

Un 29 de junio de 1993, el mundo salsero se vistió de luto. Ese día, Héctor Lavoe, el eterno “Cantante de los Cantantes”, fue despedido por miles de fanáticos en un funeral que terminó siendo tan desbordado, desordenado y apasionado… como su vida misma.

Una despedida multitudinaria

El funeral se llevó a cabo en el Bronx, Nueva York, una de las zonas con más herencia latina en la ciudad. Desde temprano, multitudes se congregaron fuera de la funeraria Frank E. Campbell, en Madison Avenue, donde fue velado. Las filas eran tan largas que bloqueaban calles enteras. Entre los asistentes había fanáticos, amigos, colegas de la música, familiares y muchos curiosos.

Vestían camisetas con su rostro, portaban banderas de Puerto Rico y no faltaba quien pusiera en altavoz alguno de sus temas más emblemáticos como “El Cantante” o “Periódico de Ayer”. Era una escena donde el dolor y la celebración de su legado se cruzaban a cada paso.

Música, lágrimas y caos

El cortejo fúnebre avanzó con lentitud rumbo a St. Raymond’s Cemetery, en el Bronx, donde reposaban ya los restos de su hijo, Héctor Jr. Pero lo que debía ser una procesión solemne, terminó siendo un caos emocional y logístico.

La gente gritaba, lloraba, empujaba por acercarse al féretro. Algunos cantaban a todo pulmón mientras otros bailaban en las banquetas. La caravana fúnebre tardó casi seis horas en llegar, y el ambiente era tan tenso como conmovido. Se reportaron incidentes entre asistentes y hasta con la policía, que intentaba mantener el orden.

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“Llegó tarde hasta a su entierro”

Algunos bromearon —con el dolor en el pecho y el humor que solo un salsero entendería— diciendo que Lavoe llegó tarde hasta a su propio entierro, haciendo alusión a su estilo de vida indomable, su rebeldía y su manera única de desafiar el tiempo.

Y es que esa frase se volvió leyenda, como él. Porque el caos de ese día no fue más que una muestra viva del amor que su pueblo le tenía. Su música no moría; su espíritu seguía cantando entre la multitud.

Homenaje eterno

Lavoe fue sepultado inicialmente junto a su hijo en Nueva York. Sin embargo, en el año 2002, sus restos fueron trasladados a Ponce, Puerto Rico, su tierra natal, donde también descansa su esposa, Puchi Lavoe.

A más de tres décadas de su partida, su legado sigue vivo en cada descarga, en cada rincón donde suenan las congas, y en cada corazón salsero que lo canta como si nunca se hubiera ido.

“Solo quería “irse” y estar junto a su hijo”: Última entrevista de Héctor Lavoe

El 26 de junio de 1988, la vida de Héctor Lavoe, una de las más grandes estrellas de la salsa, dio un giro oscuro cuando intentó quitarse la vida saltando desde el noveno piso del Hotel Regency en San Juan, Puerto Rico. Aquel dramático episodio, impulsado por la profunda tristeza tras la muerte de su hijo, marcó el inicio del declive del legendario “Cantante de los Cantantes”.

Pese a numerosos esfuerzos para rehabilitarse, Lavoe no pudo escapar del túnel de depresión y adicción que lo envolvía. Su salud mental y física se deterioraron, al igual que sus relaciones, quedando prácticamente abandonado en un pequeño apartamento en Queens, Nueva York. Fue allí, en un ambiente marcado por la soledad, que el artista concedió su última entrevista para el programa Ocurrió así, en febrero de 1992.

Una Última Entrevista que Conmovió al Mundo

La periodista puertorriqueña Gloria Soltero fue la encargada de entrevistarlo. Aunque ya conocía la difícil situación de Lavoe, no estaba preparada para lo que encontraría. Héctor apareció en pijama, desarreglado, y con un semblante muy deteriorado, muy lejos del ícono vibrante que alguna vez dominó los escenarios. A pesar de sus esfuerzos para animarlo, el ambiente seguía siendo triste y sombrío, rodeado de discos de oro y platino que contrastaban con su frágil estado.

Durante la entrevista, Lavoe mencionaba repetidamente a su hijo fallecido y negaba estar gravemente enfermo, aunque era evidente que la vida se le escapaba. La conversación, que duró más de dos horas, se redujo a solo seis minutos para la transmisión televisiva, tiempo suficiente para mostrar al mundo el triste final de un artista legendario.

“Quería Morir para Estar con su Hijo”

Soltero, impactada por la escena, consideró cancelar la entrevista, pero recibió la instrucción de continuar con el propósito de ofrecer algún tipo de apoyo al cantante. Lavoe concluyó la conversación diciendo “Bye, Baby”, antes de retirarse a su cuarto, un reflejo de la soledad que había marcado sus últimos años. La periodista no volvió a saber de él hasta junio de 1993, cuando el mundo recibió la noticia de su fallecimiento.

En retrospectiva, Soltero comenta que Lavoe “quería irse, quería morirse y estar con su hijo”. Sus palabras resonaron con fuerza, ya que revelaban el profundo dolor emocional del cantante, oculto tras su imponente carrera musical.

El Legado Inmortal de Héctor Lavoe

Héctor Lavoe, cuyo verdadero nombre era Héctor Juan Pérez Martínez, emigró de Puerto Rico a Nueva York a los 16 años y se convirtió en un ícono de la salsa junto a Willie Colón, con quien lanzó éxitos como Aguanilé, Calle Luna, Calle Sol y La Murga. Posteriormente, en solitario, inmortalizó temas como El Cantante y Periódico de Ayer, consolidándose como una de las voces más emblemáticas de la música latina.

Pese a su vida trágica y tumultuosa, Lavoe sigue siendo recordado por su extraordinario talento y su legado musical. Fue honrado con estatuas tanto en su natal Ponce, Puerto Rico, como en el puerto peruano de Callao, reconociendo su impacto como el máximo exponente de la salsa.

El 29 de junio de 1993, Héctor Lavoe falleció a los 46 años, pero su voz y su música permanecen inmortales, convirtiéndose en un referente para varias generaciones de amantes de la salsa.

La Orquesta que llenó estadios antes de que la salsa fuera famosa

Por: maucav

¡Hoy! te voy a hablar de una banda que, aunque muchos no la mencionan, fue fundamental para que la salsa viajara, a lo grande por el mundo: “La Sonora Ponceña”, desde Ponce, Puerto Rico. 

Fundada en 1954 por Don Enrique “Quique” Lucca, esta orquesta fue de las primeras, en mezclar el jazz con la salsa dura, y lo hizo en una época donde eso no era común. Pero aquí, va lo sabroso: en los años 70’s, sin tener la maquinaria comercial de Fania, llenaban estadios en Panamá, Venezuela, Colombia y hasta Japón, solo con su calidad sonora, y el rugido de su público. 

¿Y sabes qué más? Fueron también de las primeras orquestas en incluir, solos largos de piano y de metales, algo que después, se volvió común en el género. ¡Pero ellos lo hicieron antes de que fuera moda! 

¡Aquí aulló El Lobo, sacando del baúl a los verdaderos pioneros en Sabrosita 590 – 1410, donde el tumbao no se olvida y el reconocimiento se reparte parejo! 

¡Pedro Navaja tiene abuelito alemán! La historia detrás del clásico de Rubén Blades

 Por: maucav

¡Escuchen bien, mi gente sabrosa! Todos hemos bailado y sudado al ritmo de “Pedro Navaja” de Rubén Blades. Esa rola que suena en fiestas, en cantinas y ¡hasta en la memoria de las calles! Pero, lo que casi nadie sabe, es que Rubén se inspiró en una canción de, “The Threepenny Opera”, una obra alemana de los años 20. 

¡Así como lo oyes! El personaje del Mack the Knife de Bertolt Brecht, fue el abuelito conceptual de nuestro querido Pedro. Pero Rubén no solo lo tropicalizó, ¡lo volvió leyenda urbana, con coro pegajoso y sabor callejero! 

Y hay más: cuando la disquera escuchó la canción por primera vez, ¡no la querían lanzar, porque decían que era muy larga y hablada! Pero Rubén dijo: “¡Así se queda!”… Y el resto, es historia con clave y con tumbao. 

¡Aquí aulló “El Lobo”, guardián de los secretos sabrosos en Sabrosita 590 1410, donde la salsa, no solo se baila, también se cuenta! 

La vez que se alquiló un Avión Privado para Joe Arroyo

En una reciente entrevista, el organizador de eventos Diomar García (quien ahora dirige los eventos de Karol G), contó la anécdota de cuando tuvo que alquilar un avión privado para Joe Arroyo. Todo comenzó cuando se organizó un evento en una discoteca donde el cantante se presentaría. Diomar fue al aeropuerto a recogerlo, pero para su sorpresa, Joe nunca llegó.

El problema era que ya no había más vuelos disponibles hacia la ciudad del evento. Ante esto, Diomar llamó a un amigo que tenía un avión y le preguntó si se lo rentaba para volar primero a Barranquilla y luego a Cúcuta.
El organizador contó que en ese momento la renta del avión costó 5 millones. Pero ahí no terminó la odisea: al final del viaje, el avión no pudo aterrizar en el lugar previsto, así que todavía tuvo que alquilar dos taxis a precio especial. Diomar menciona que Joe solía sufrir accidentes con frecuencia, así que pidió dos taxis para que el segundo pudiera auxiliarlo en caso de que algo pasara con el primero.

Por supuesto, todo esto llevó su tiempo, así que García tuvo que pedir ayuda al capitán de policía de la zona para que el evento pudiera realizarse sin problemas, ya que el show iba a empezar muy tarde y, por lo tanto, terminaría aún más tarde, lo cual era complicado por la Ley Zanahoria (una medida que restringe los horarios de bares y discotecas en Bogotá).

En medio de todo el caos, hubo un momento en el que ni Joe ni su esposa, quien lo acompañaba en el viaje, contestaron el teléfono durante horas. Diomar ya temía que el evento se cancelara. Afortunadamente, Joe llegó bien a la discoteca y dió un show espectacular.

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