La historia de ‘Oiga, Mire, Vea’: El himno a Cali que fue escrito por alguien que nunca había estado allí
“Oiga, Mire, Vea” no es solo una canción, es un himno que transporta inmediatamente a las calles de Cali, Colombia. Para los amantes de la salsa, es una pieza fundamental en cualquier fiesta. Sin embargo, la historia detrás de su creación revela un dato sorprendente: su compositor, Nino Caicedo, escribió este detallado retrato de la ciudad sin haberla visitado nunca.

La canción, popularizada por la legendaria Guayacán Orquesta, se convirtió en un estandarte de la cultura caleña. A través de una reciente entrevista, el propio Caicedo desveló cómo la imaginación, los recuerdos ajenos y un mapa fueron sus únicas herramientas para dar vida a uno de los temas más importantes de la salsa.
El sueño de un niño que se convirtió en canción
Saturnino “Nino” Caicedo nació en Quibdó, Chocó, una región colombiana distinta al Valle del Cauca, donde se encuentra Cali. Durante su infancia, un compañero de colegio que había vivido en Cali le contaba historias sobre la ciudad. Esos relatos pintaban una imagen de un lugar vibrante, moderno y lleno de alegría, lo que sembró en el joven Nino un profundo anhelo por conocerla.
“La gente del Chocó se iba a estudiar a Cali”, explicó Caicedo en una entrevista para el programa “Los Impresentables”. Sus padres lo enviaron a estudiar a Bogotá, la capital del país, alejándolo de la ciudad que tanto le intrigaba. A pesar de la distancia, la idea de Cali permaneció en su mente, alimentada por las historias que había escuchado.
Una petición que dio vida al himno de la salsa
Años más tarde, Nino Caicedo, junto a Alexis Lozano, fundó Guayacán Orquesta. Mientras Lozano vivía en Cali y sentía el pulso de la ciudad, Caicedo seguía en Bogotá. Fue Lozano quien le hizo la petición que cambiaría la historia de la orquesta: “La gente de Cali quiere que le hagamos una canción a Cali”.

Para Caicedo, esto representaba un desafío monumental. Lozano, consciente de esto, le proporcionó las herramientas: un mapa de la ciudad, algunas fotografías y su propio conocimiento como residente. A partir de ahí, Nino Caicedo comenzó un proceso de investigación a distancia. Así fue como lugares emblemáticos como el Barrio Obrero encontraron su lugar en la letra.
Construyendo una ciudad con palabras y música
El proceso creativo de Caicedo fue una inmersión total en la cultura caleña a través de los sentidos, aunque fuera de manera indirecta. Se dedicó a investigar qué olores caracterizaban a la ciudad, lo que dio origen a la famosa línea “Sí, huele a caña, tabaco y brea”. También indagó sobre la gastronomía local, plasmando en la canción el dulce sabor del “melao” que “hierve en la paila hasta amanecer”.
Uno de los momentos más curiosos de la composición fue cuando Lozano revisó la letra y le dijo: “Pero no hablaste de Pance”. La reacción de Nino fue de total desconocimiento: “¿y qué mondá es Pance?”. Lozano le explicó que Pance es un famoso río y balneario, un lugar de esparcimiento fundamental para los caleños.
El toque final: La sabrosura de la mujer caleña
La canción estaba casi lista, pero faltaba un elemento crucial que Alexis Lozano consideraba indispensable: un homenaje a las mujeres de la ciudad. Fue él quien aportó la idea para la icónica frase: “Y las mujeres de Cali… tienen sabrosura”.

Nino Caicedo admitió con humor que, en ese momento, él no podía dar fe de esa afirmación: “A mí en esa época, con el perdón de todas las caleñas, no me constaba que ellas tuvieran sabrosura en las caderas”, confesó entre risas.
Así nació un himno eterno
“Oiga, Mire, Vea” se completó como una obra colaborativa, nacida de la nostalgia de uno y la experiencia del otro. La canción se convirtió en un éxito inmediato y en la banda sonora de la Feria de Cali, demostrando que no siempre es necesario ver con los ojos para poder describir con el corazón.